lunes, 16 de febrero de 2009

Oliverio sin minas


Erase una vez la vida de mi familia en la vereda que vivíamos. Esta vereda era como todas en el pueblo, es decir, con muchos y muchos soldaditos y otros tipitos que se parecían a los soldaditos pero que no eran tan uniformaditos.

En mi vereda todos los niños eramos muy juiciosos en nuestros dorsos ya que si no lo hacíamos llegaban los toscos. En mi vereda ya habíamos perdido la costumbre de jugar ya que no podíamos en el camino ni ir a cagar.  En mi vereda los niños ya no comíamos de cuentos ya que en las noches brillaban los incestos. En mi vereda las las niñas no comían piña porque ya hace rato no las trataban como niñas. En mi vereda trabajabamos y trabajabamos para ser grandes y mas grandes cada día. En mi vereda a los grandes grandes como mi nono ya no los llevaban a la guerra. En mi vereda los que venian a ayudar jugaban  a las escondidas y de verdad se escondian y se perdían.  En mi vereda la gente era olvidadiza y al otro dia nunca nadie se acordaba de nada.  

Continuará.....